El mensaje desde Narnia
Por Luis Alberto Franco
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Hace un par de años leí el primer libro del escritor C. S. Lewis, su título “Cartas del Diablo a su sobrino”, también traducido como “Cartas a un diablo novato”. Posteriormente, se sumaron otros títulos.

El estreno de la película “El león, la bruja y el ropero” de la serie “Las crónicas de Narnia”, me provocó una gran alegría por aparecer en el interés de la industria cinematográfica, y más específicamente en la compañía Walt Disney, el producir una película con un mensaje que contribuye a la instalación de ciertos conceptos claramente vinculados con lo que me atrevería enunciar como “la lógica del plan de Dios”. El filme es una adaptación impecable del libro, y el libro una genial alegoría orientada en ese sentido.

Muchos cuestionarán si es o no necesario apelar a la fantasía para explicar o introducir temas que bien pueden tomarse en forma directa de las Escrituras, pero creo que se comete un error al seguir esta línea de razonamiento, pues en un mundo entrelazado por el fenómeno de las comunicaciones, soslayar el recurso de la plástica audiovisual resultaría un equivocación de proporciones. Por otra parte, la utilización de ciertas fantasías llevadas a un grado de realidad superlativo por medio de efectos especiales de gran impacto, contrasta por la naturaleza de la historia escrita por Lewis, con similares herramientas al servicio de producciones –como por ejemplo la saga de Harry Potter– que resaltan la centralidad humana y la búsqueda de poder en donde pueda ser hallado.

Mucho se ha escrito sobre la temática del libro y el filme que comentamos, pero permítaseme puntualizar los aspectos de la trama de la historia que considero más relevantes.

1º) La condición de inocencia de una niña que acepta la experiencia que está viviendo. La condición de ser como niños es resaltada por el Señor Jesús en la Palabra.

2º) La identificación del ser humano como “hijos de Eva o de Adán”, como seres distintos y especiales en la creación.

3º) Se destaca la existencia de una realidad cautiva del mal que debe ser –y será– liberada a través de un esfuerzo especial y heroico.

4º) Más o menos cronológicamente, la explicación de la dimensión tiempo –y de alguna manera lugar– y su irrelevancia en términos de la existencia. Esta cuestión es súmamente importante y está magistralmente contada en el traspaso de ida y vuelta a través del ropero, y reforzada, en el libro, por la explicación del profesor anfitrión de los niños.

5º) La incredulidad de quienes están más influenciados por hechos culturales humanos, graficado en la dificultad de aceptación del testimonio de la pequeña Lucy por parte de sus hermanos mayores.

6º) Las dádivas o regalos proveniente del mal, su apariencia hermosa y placentera, y sus consecuencias simbolizadas en las “delicias turcas” recibidas de buen grado por un Edmund confundido y contestatario.

7º) El entredicho entre la pequeña Lucy y Edmund –una vez que el niño comprueba la historia de su hermana y la niega cínicamente– llega a su punto más interesante en el encuentro con el profesor dueño de la casa en que se alojan los niños –esto es más profundo en el libro– quien desde una 'impronta de sabiduría, y hasta de ciencia, argumenta en favor de una historia que a todos les parece un invento.

8º) El comienzo de una segunda parte del relato en donde se perfilan las dimensiones épicas de la lucha del bien contra el mal, las dificultades que presenta, los costos que deben asumirse, la unidad que hay que mantener con aquellos que pertenecen al lado o bando correcto o la identificación de quienes no pertenecen a él.

9º) La figura del seguidor del mal camino, el rebelde, el pecador que sufrirá las consecuencias conforme a cierta ley.

10º) La certeza del cumplimiento de una profecía que cuenta una secuencia de hechos esperanzadores que concluirá en una victoria final y absoluta.

11º) La aparición de un salvador-restaurador, que es central, y que utiliza a creyentes que en libertad sirven para su victoria.

12º) Las señales que confirman el cumplimiento de los tiempos –el Sol, el deshielo–.

13º) Los que no reciben bendiciones por haber optado por caminos torcidos –sólo se entregan regalos a los tres niños que buscan a Aslan–.

14º) El reconocimiento de la situación por parte del pecador y el “vuelco de corazón” de Edmund y el comienzo de su propia y costosa salvación.

15º) La pérdida constante del poder del mal en función de la proximidad del salvador.

16º) El encuentro de los creyentes con Aslan, según lo dice el libro: “La gente (…) a veces piensa que una cosa no puede ser buena y terrible al mismo tiempo…”, es decir lo que ocurre cuando se está en la presencia de un ser como el salvador, es decir con quien tiene el poder de hacerlo.

17º) La importancia o precedencia del hombre –hijos de Adán– por sobre cualquier otra cosa creada, de cara al salvador, plasmada en la cesión del lugar por parte de “los castores” hacia los humanos.

18º) La tristeza de Aslan, quien sabe que la solución demandará grandes sacrificios.

19º) La liberación del preso por sus malas decisiones y el reclamo posterior de la bruja fundado en “… que al menos que obtenga sangre, tal como la indica la ley, toda Narnia zozobrará y perecerá bajo el fuego y el agua”.

20º) La solución pactada y la entrega sacrificial del salvador sustituto que paga el costo del pecado de otro, en una aparente victoria del mal.

21º) La ruptura del pasado –la mesa de piedra en donde se sacrificó Aslan– y la nueva creación y resurrección de Aslan. Es muy interesante que cuando Aslan reaparece en victoria, se le pregunta:

– “ ¿Qué significa todo esto…?”

Y Aslan responde:

– “Significa que aunque la bruja [el mal] conocía la existencia de la Magia Insondable –la ley esgrimida por la bruja en el reclamo de Edmund–, existe una Magia Más Insondable aún que ella desconoce. Sus conocimientos se remontan únicamente a los albores del tiempo; pero si hubiera podido mirar un poco más atrás, a la quietud y la oscuridad que existía antes del amanecer del tiempo, habría leído allí un sortilegio distinto. Habría sabido que cuando una víctima voluntaria que no ha cometido ninguna traición fuera ejecutada en lugar de un traidor, la Mesa se rompería y la muerte misma efectuaría un movimiento de retroceso.” No creo que hagan falta mayores comentarios.

22º) La batalla de los fieles que son asistidos hacia el final por quien regresa con poder para la destrucción definitiva del mal. Hemos tratado de citar algunos de los hitos de la trama de la obra trazando sus paralelos; es posible que hayamos olvidado detalles, pero estimamos que permitirá al lector reflexionar sobre esta interesante película que bate todos los récords de taquilla y que nos interroga sobre la utilización de los medios para la transmisión del mensaje evangelizador de Jesucristo. Seguramente estamos ante el desafío de proponernos la más eficiente utilización de recursos comunicacionales en pos de la misión que tenemos como creyentes y siervos del Señor. Quizá sea tiempo de formular una “teoría sobre la comunicación cristiana” más acorde con los tiempos que nos tocan vivir. En ese sentido Las crónicas de Narnia son un gran aporte.