Entre vosotros no será así - (Mateo 20:26)
Pastor Samuel O. Libert
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El cardenal primado
Esta es una parábola. Juan, un muchacho de Galilea, quería ser cardenal primado, miembro del sacro colegio, prelado a cargo de los restantes obispos y arzobispos de su jurisdicción, y consejero del Jefe de la Iglesia. Soñaba con cambiar su aburrida red de pesca (siempre haciendo lo mismo), por una network, una dinámica red de contactos que difundiera su imagen y su pensamiento por todas las áreas del Imperio Romano y más allá, con satélites o sin ellos.

Habló del asunto con su hermano Jacobo, mayor que él, mientras descansaban al lado de la barca. Consultó a su mamá, que se mostró entusiasmada con la idea. Los noticieros de TV pronto difundirían el mensaje de estos apóstoles, profetas del nuevo tiempo, líderes del movimiento más espiritual de la historia, con una relectura de la Biblia donde hallarían verdades que habían estado ocultas por siglos para el común de los mortales y aún para sus colegas clérigos. Juan y Jacobo pensaron que debían buscar el apoyo del maestro Jesús, porque un día Jesús se haría cargo del gobierno y crearía nuevas jerarquías. Mientras los demás discípulos se quedarían en la mediocridad, ellos se sentarían a la derecha y a la izquierda del Rey, dirigirían la educación teológica y promoverían o crearían saludables estructuras eclesiásticas, para que todo funcione mejor. Las cosas viejas ya habían durado miles de años. Había que organizar un nuevo modelo. Juan y Jacobo fueron a conversar con Jesús. Recordaban que pocos días antes el Maestro había reprendido a los doce por discutir entre ellos quién era el más importante, pero no creyeron que la amonestación también fuese para ellos, futuros cardenales primados.

Presentaron su proyecto a Jesús: “Cuando llegues al gobierno, nos agradará estar sentados a tu derecha y tu izquierda”. Deseaban ser los superiores, los intermediarios del Señor, para transmitir el poder a la gente y a los pastores del rebaño, desde las alturas de su condición más elevada. Creían que estaban pidiendo un privilegio que ninguna otra persona podría pretender

Jesús les contestó: “NO. Entre ustedes no habrá esos ministerios. Eso lo hacen los gobernantes de la tierra, pero ustedes NO”. (Nota: Los candidatos para las elecciones nacionales ya están pensando en lograr o repartir nombramientos políticos). Pero entre nosotros no es así. No estamos aguardando columnas de humo blanco que nos anuncien novedades. Tenemos a Jesucristo como único Mediador.
El Santo Oficio
Pasaron muchos años. Ya en la ancianidad, Juan escribe a Gayo y le dice (3ª Epístola, 9): “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y -no contento con estas cosas-, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.

Juan había aceptado las enseñanzas de Jesús. Nunca fue un “cardenal primado”, aunque no le faltaron oportunidades. Su hermano Jacobo, muerto prematuramente, tampoco. Pero Diótrefes, un líder ególatra, apareció al final de la vida de Juan ocupando en la iglesia el mismo oficio que Juan pretendía en su juventud.
El monopolio de la inspiración
Diótrefes proscribió a los que no pensaban como él. Les negó el púlpito; les quitó lugar en los medios de comunicación de la época parloteando con palabras malignas contra ellos. Y a los que no le obedecieron los expulsó de la iglesia. Diótrefes fue un dictador sectario; inventó un régimen totalitario; impidió el ejercicio de la libertad de expresión; persiguió a los opositores; pretendió tener el monopolio de la inspiración; combatió a Juan.

Es cierto, Jesús había dicho a sus seguidores: “Entre vosotros NO será así”. Pero, evidentemente, Diótrefes no era bautista. Ni muy cristiano, que digamos.

* SAMUEL O. LIBERT ES PASTOR, EVANGELISTA Y ESCRITOR