No son pocos los Cristianos que viven en un continuo estado de inquietud y otros en un estaqdo de indignación y angustia. El vivir en paz perfecta en medio del tumulto de la vida, diariamente, es un secreto que vale la pena conocer. ¿Para qué sirve el atormentarse? Esto jamás fortaleció a nadie, ni ayudó a ninguno para hacer la voluntad de Dios; nunca abrió ningún camino para que alguien saliese de su perplejidad. El atormentarse arruina muchas vidas que de otra forma podrían ser muy útiles y bellas. La inquietud, el afán y la preocupación, están en absoluto prohibidos por nuestro Señor, quien dijo: "No os congojéis," es decir, no os inquietéis, "diciendo, ¿qué comeremos, o qué beberemos, o con que seremos vestidos?" El no quiere decir que no debemos premeditar en esas cosas, ni debemos tener un plan o método en nuestras vidas, sino que no debemos atormentarnos por dichas cosas. La gente sabe que vives en un estado de inquietud, por las líneas en tu rostro, el tono de tu voz y la falta de alegría en tu espíritu. Escala las alturas de una vida entregada a Dios, y entonces mirarás abajo, por las nubes que se encuentran debajo de tus pies.
Rev. Darlow
Siempre es una debilidad, el indignarse y atormentarse, el dudar y la desconfianza. ¿Podemos ganar algo con ello? ¿No nos inhabilitamos para accionar y desquiciamos nuestras mentes para tomar sabias decisiones? Nos sumergimos luchando, cuando podríamos estar flotando por medio de la fé.
¡Oh, reposa por medio de Su gracia! ¡Oh, cuánto vale el permanecer callado y conocer que Jehová es Dios! El Santo de Israel, defenderá y librará a los Suyos. Podemos estar seguros que todo aquello que es Su voluntad permanece, aunque desaparezcan las montañas. El merece el ser confiado. Ven, alma mía, vuelve a tu reposo, y recuesta tu cabeza sobre el seno del Señor Jesús.
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