Los tiempos de tinieblas vienen también al discípulo fiel y creyente que camina obediente por la senda de la voluntad de Dios. Hay tiempos cuando él no sabe qué hacer o qué camino tomar. El cielo está oscurecido con nubes. La luz clara Celestial no ilumina su senda. Se siente como si tuviese que atravesar su camino a tientas por la oscuridad.
Querido amigo, ¡Te encuentras en esta situación? ¿Qué es lo que el creyente debe de hacer en tiempos de oscuridad? ¡Escucha! "Déjale que confíe en el nombre del Señor, y que se eche en los brazos de su Dios."
Lo primero que tiene que hacer es, nada. Para la pobre naturaleza humana, ésto es una cosa muy difícil de hacer. En el occidente circula un proverbio que quiere decir, "Cuando no sabes lo que hacer, no lo hagas."
Cuando te abalanzas hacia un dique de niebla espiritual, no trates de quebrantarlo a la fuerza; sino acorta la velocidad de la maquinaria de tu vida. Si es necesario, ancla tu barca o déjala que se balancée amarrada. Simplemente, lo que tenemos que hacer, es confiar en Dios. Mientras confiamos, Dios puede obrar. El atormentamiento impide que El haga algo por nosotros. Si nuestras mentes están perturbadas y nuestros corazones afligidos; si las tinieblas que nos cubren nos causan espanto; si corremos de quí para allá haciendo esfuerzos vanos para encontrar una salida del lugar de prueba en que nos encontramos y donde hemos sido colocados por la providencia Divina, entonces el Señor no puede hacer nada por nosotros.
La paz de Dios, necesariamente tiene que sosegar nuestras mentes y dar descanso a nuestros corazones. Debemos de dar nuestra mano a Dios, como hacen los niños pequeños, y dejar que El nos conduzca a la luz esplendorosa del sol de Su amor.
El conoce el camino por los bosques. Así que colguémonos en Sus brazos y confiémos en que El nos sacará por el camino más corto y más seguro.
Dr. Pardington