L.B.Cowman
ISBN 0829705066
Manantiales en el Desierto
Un devocional que lo llevara a una relacion mas intima con Jesucristo.

Hace más de 40 años salió al mercado un libro que llegaría a convertirse en el favorito de los cristianos del mundo entero: Manantiales en el desierto. Durante sus cuarenta años de existencia, la obra no sólo alcanzó la distribución de varios millones de ejemplares, sino que enriqueció la vida espiritual de millones de individuos alrededor del mundo.
 
Devocional del día 16/06/2025
"Donde no hay visión, la gente perece" Proverbios 29:18

El esperar a Dios es necesario para verle y tener una visión de Él. El elemento tiempo es esencial en una visión. Nuestros corazones son como la placa sensitiva de un fotógrafo, y con el fin de ver a Dios allí revelado, tenemos que sentarnos a Sus pies durante algún tiempo. La superficie agitada de un lago no puede reflejar ningún objeto.

Nuestras vidas deben ser tranquilas y reposadas si Su amor no puede cambiar, el saber que aún la forma mas dura de proceder con nosotros es para nuestra ganancia espiritual mas profunda, es poder decir en medio del despojo, la aflicción, la pérdida y el dolor, "El Señor lo dio, y el Señor se lo ha llevado, bendito sea el nombre del Señor."

Jacob vio a Dios en el vado de Jabbok, y se convirtió en Israel. La visión de Dios transformó a Gedeón de un cobarde en un soldado valiente. La visión de Cristo cambió a Tomás de un seguidor que duda en un discípulo leal y devoto.

Pero los hombres han tenido visiones desde los tiempos de la Biblia. William Carey vio a Dios y dejó su banco de zapatero y marchó a la India. David Livingstone vio a Dios y abandonó todo para seguirle y servirle en África. Centenares han tenido visiones de Dios y hoy están en las partes mas remotas de la tierra trabajando por la rápida evangelización de los paganos.

Dr. Pardington

Difícilmente hay un silencio absoluto en el alma. Dios está muy cerca de nosotros susurrando sin cesar. Cuando quiera que el ruido mundanal muere en nuestra alma, entonces podemos oír el susurro de Dios. Él siempre está susurrando a nosotros pero nosotros no le oímos a causa del ruido, apresuramiento y distracción que la vida nos causa con su precipitación.

F. W. Faber